lunes, 17 de diciembre de 2012

Macorina

Veinte años y entre palmeras.
Los cuerpos, como banderas.
Noche. Guateque. Danzón.
La orquesta marcaba un son
de selva ardiente y caprina.
El cielo, un gran frenesí;
"Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina"
(... ...)
Tu acento, suave y dulzón,
sinsonte que en la mañana
todo su canto desgrana.
Cocuyos hechos canción,
tus ojos de calentura;
tu sangre, notas de un son;
tu boca, una bendición
de guanábana madura;
tus senos, carne de anón,
¡y era tu fina cintura
la misma de aquel danzón!
Vaho de caña y maní:
"Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina"

Olor a verde limón,
a naranja mandarina.
Dulces, aguardiente y ron.
Después, el amanecer
que de mis brazos te lleva
¡y yo, sin saber qué hacer
de aquel olor a mujer,
a mango y a caña nueva,
con que me llenaste al son
caliente de aquel danzón...!
(...  ...)
"Pon,
ponme la mano aquí,
Macorina."

(Extracto del poema Macorina, de Alfonso Camín)
(Imagen: Cabeza de negra (1946) de Maruja Mallo)
Alfonso Camín escribió Macorina en 1931. Muchas personas ignoran que el autor asturiano fue el  creador del poema que después daría lugar a una canción popularizada principalmente por Chavela Vargas, pero versioneada por un gran número de cantantes hispanoamericanos, a ritmo de son, salsa, bolero, danzón..., y en las voces de Abelardo Barroso, Susana Baca, Violeta Parra, Cristina Rebull , la Yerbabuena, Raphael y muchos más. La obra poética de Camín muestra un dominio maestro del ritmo, lo cual permite musicalizar sus composiciones bajo diversos géneros y formas musicales, desde la tonada asturiana hasta la música criolla, la habanera, la guajira, la copla, el corrido, la marimba...
En el primer retrato, Alfonso Camín aparece con chambergo, capa española, bastón y puro en la boca, en una pose característica de su época bohemia, cuando en el Madrid anterior a la guerra civil acudía a las tertulias del café de Fornos, el Negresco, el Gato Negro o el Regina para debatir las noticias literarias y políticas del momento, junto a Valle-Inclán, de la Serna, Benavente y Jardiel Poncela, entre otros.
En la fotografía, Camín, con sombrero de ala oscura, mira a la cámara desprevenido, ya de vuelta del "exilio", en una fecha inconcreta que podría ir desde 1967, año en que regresa definitivamente a España, hasta 1982, cuando murió en Gijón, la ciudad donde había nacido en 1890.
Alfonso Camín publicó 87 libros entre 1913 y 1970. Estos libros abarcan la poesía, la novela, el cuento, el ensayo, el teatro y el artículo periodístico. Toda su obra inédita se encuentra en los fondos reservados de la Biblioteca de el Fontán, en Oviedo, como parte del legado del escritor, pero aparte de unos cuantos ejemplares de novelas reeditadas, como Entre manzanos Rosa del Natahoyo  y de alguna  Antología poética, el resto de su producción literaria permanece en el olvido. Una muestra candente de negligencia y dejadez. Un caso más de  injusticia literaria por parte de la cultura oficial.