miércoles, 3 de agosto de 2016

Un poema de Fernando Beltrán



 LA GABARDINA DE MI PADRE


La que se cae a trozos,
la que uso todavía cuando viajo al norte,
como se aferra el don de un comodín.


Recuerdo que al probármela 
descubrí en sus bolsillos caramelos de menta
y un papel con los últimos recados.


Miel, manzanas, dos paquetes de Kleenex,
unas pilas de larga duración
que no cumplieron nunca su promesa,
y una nota final: Librería Hiperión.

Aún tiemblo.

Mi padre que pensé no había leído nunca
los libros que escribí,
los conocía todos, me dijeron, los compraba frecuente,
me dijeron, y elegía con pausa, me dijeron,
en función del regalo y la persona
a quien quería hacérselo, su médico, vecinos,
sus amigos, a cada cual un título.

No podía creerlo.
Yo experto en sus silencios, él experto en mis fríos.
Dos buscándose, y nunca.
Así la vida


Poema del libro HOTEL VIVIR, de Fernando Beltrán
Imagen: Rafal Olbinski