lunes, 14 de mayo de 2012

Viudas en la India

(extracto de un artículo de la escritora Cristina Morató)


"En la India hay cerca de 45 millones de viudas condenadas al ostracismo, marginadas socialmente y sin recursos económicos. Más de la mitad son jóvenes de entre 15 y 19 años, sin ningún futuro. La mayoría son analfabetas que no conocen sus derechos y viven de la caridad.

Mohini Giri, una activista india y fundadora de un centro de acogida en Vrindavan, dijo en una ocasión: "Ya sean cultas o incultas, ricas o pobres, las viudas son estigmatizadas y viven como ciudadanas de segunda clase. No pueden tener propiedades y lo peor es que hay muchas mujeres en esta situación". Según la tradición hindú, las viudas no pueden ser tocadas, traen mala suerte y son una maldición. Las mujeres que pierden a sus esposos en este país asiático sufren una doble marginación: por ser mujeres y por ser viudas.

A unos cien kilómetros de Delhi, capital de la India, se encuentra la ciudad sagrada de Vrindavan, donde,



según la tradición, el dios Krisna pasó su infancia. Ahora se la conoce como la "ciudad de las viudas" porque más de veinte mil mujeres, llegadas desde los lugares más remotos del país, sobreviven en sus calles gracias a la caridad. Al menos aquí, aunque viven en la más extrema pobreza y abandonadas a su suerte, pueden comer, gracias a las limosnas de los fieles.

Ser viuda en la India significa estar muerta en vida, y así es como muchas de ellas se sienten. Después de la pérdida del esposo, pasan a pertenecer a la casta de los intocables, la más baja de la escala social. En ese mismo instante comienza su terrible condena: vestirán siempre de blanco con una pieza de tela sin coser, llevarán la cabeza rapada y lucirán una marca de ceniza en su frente. Les arrancarán los ornamentos, las despojarán de todas sus posesiones y de su estatus social, y comerán una sola vez al día. Además, serán repudiadas por su propia familia, y sufrirán todo este catigo únicamente por haber sobrevivido a su esposo. Aunque la ley prohibió el rito del sati, que las obligaba a inmolarse en la pira funeraria de sus maridos, muchas mujeres prefieren, incluso hoy, suicidarse antes que vivir como viudas y pasar a ser intocables".


Cristina Morató: Ser viuda en la India (mujerhoy.com, 28 de abril de 2012)

sábado, 5 de mayo de 2012

Poema de Ted Hughes


EMILY BRONTË


El viento de Crow Hill era su amado.

Solo ella sabía

el secreto de esa historia ardiente,

pero su beso fue fatal.

En su oscuro Paraíso

reinaba el arroyo que ella adoraba

y consumió su pecho.

El crespo y húmedo rey de ese reino

salvó el muro y yació en su cama

enferma de amor.

Cubrió sus entrañas.

Bajo su corazón creció la piedra.

Su muerte es el llanto

de un niño por el páramo.

(Retrato de autor desconocido)